Tercera semana de abril de 2018. Sostiene John Swinton

Lunes 16 de abril 2018
Resulta (oh, sorpresa) que el joven Pablo Casado presumía de un máster de Harvard que hizo en Madrid y que consistía en la presentación de cinco trabajitos. El de al lado, con aspecto de lo que es, se llama Eduardo Fernández, que lleva en el PP desde que Witerico derrocó a Liuva II y, por algún motivo que jamás entenderé, estuvo enseñando a la prensa (que lo publicó por razones para mí igualmente comprensibles) sus títulos académicos legítimos y verídicos. Que se sigue sacando, según parece. Como hobby. Tiempo tiene.

Martes 17 de abril 2018
Creo que he explicado aquí alguna vez lo que me parece lo de la dignidad. Los pensionistas se siguen manifestando para que, recordémoslo, les devuelvan lo suyo.

Miércoles 18 de abril 2018
El argumentario del PP, da igual que les pillen mintiendo o matando una corra de bebés para hacerse un pincho moruno, siempre consiste más o menos en que así es la vida. Y que ellos perpetran lo que fuere de una manera más seria.

Jueves 19 de abril 2018
La gestión. Que no les llegue lo que ellos mismos se presupuestan es un logro, que tengan que pedir créditos (que pagaremos todos) es un logro, que se los concedan (por el motivo antes explicado) es un logro. Todo es un éxito, lo tenían previsto y debemos agradecérselo. Y no solo con nutritivas nóminas. Quieren nuestro afecto y respeto.

Viernes 20 de abril 2018
Algunos tienen títulos y estudios. Otros, no. Pero parecen ser igualmente hábiles. Al estar familiarizado con el ámbito académico, pues no le tengo mayor respeto. Me pasa con más campos.

Sábado 21 de abril 2018
Esta viñeta mintió (podría decir que para no llamar la atención) durante todo el día. El Valladolid había jugado (y ganado) contra el Oviedo en el Tartiere la noche del viernes. Tenía, pues, cincuenta y cuatro puntos, no cincuenta y uno. Ahora son capaces de llegar al play off y subir para dejarme mal. La cita del incesante Mañueco es de San Mateo (26:64). 

Domingo 22 de abril 2018
Lo de la estabilidad (del escombro) o la constancia (en el error) como virtud me resulta enormemente chocante. Pues lo siguen utilizando.