Última semana de enero 2018. The Gathering Storm

Lunes 22 de enero de 2018
Mucha gente en una manifestación en Valladolid. Para defender lo obvio. El melancólico ejercicio democrático de tratar que no nos arrebaten lo que ya hemos abonado muchas veces. 

Martes 23 de enero de 2018
Publicitan con gran espacio una feria de turismo. Nos la publicitan a nosotros. Van... políticos. Horribles políticos se juntan para convencer a gente que ya vive aquí de... no sé. Todos los años siento la misma perplejidad. 

Miércoles 24 de enero de 2018
Durante años los bancos y cajas colocaron a sabiendas productos fraudulentos a desinformados clientes. Creo que con esta viñeta se dieron por ofendidos no los que sacaron o idearon (que no ven estas cosas) tal timo, sino los fichadores de ventanilla, el último eslabón. Como si el honor de Wolkswagen y sus asimismo fraudulentas emisiones residiese en el del concesionario provincial. No quiero que maten a nadie, claro. La desproporción afirma y aclara que se trata de sátira.

Jueves 25 de enero de 2018
¡Las estadísticas! Todo de fenómenos. Baja el paro, se llenan los restauranes, bailamos desnudos en verdes praderas... Podemos pilotar un jamón mientras comemos de otro. Todo está bien. Todo es mentira.

Viernes 26 de enero de 2018
Vino el presidente del Gobierno a León. En teoría porque había soltado una chorrada (más) sobre la capitalidad gastronómica o sobre el parlamentarismo o el fuero o el copón bendito (tiendo a confundir estas máquinas). En realidad, nadie sabe bien a qué. Como digo, se paseó por aquí, dijo varias mentiras. Como siempre. Y luego, incontinente... fuese y no hubo nada.

Sábado 27 de enero de 2018
Los premios y distinciones y hermanamientos en estos casos se dan mucho a cosas tropicales. Con esperanza en la reciprocidad, supongo. Nunca sale Serbia. Siempre Brasil.

Domingo 28 de enero de 2018
El consumo es plebiscitario. Decisiones. Cada día. Elegimos y construímos nuestra sociedad con gran número de actos selectivos. Si actuáramos a la vez, con una voluntad informada, podríamos vivir mucho mejor. Pero hay gente que ni siquiera contesta cuando le preguntan si le gusta que le roben.