domingo, 2 de abril de 2017

Última semana de marzo 2017. Dum loquimur...

Lunes 27 de marzo de 2017
Hace mucho que no convocan oposiciones a maestro. El presidente Vicente dijo que sí, que iban a convocar. No dijo cuándo. Ni por qué no las habían convocado antes. Ni nada. Como siempre. No saco al presidente Vicente. Porque estoy harto del presidente Vicente y de sus perpetuas mentiras.  











Martes 28 de marzo de 2017
La futura Ley de Cámaras. Rock'n'roll! De vez en cuando sale. Es apasionante. En vez de dejar las trece (o las que sea) que haya, igual ponen más. La hostia. 










Miércoles 29 de marzo de 2017
Estos objetos financieros que inventan son cómicos de por sí. No hace falta que les pongan encima nombres chocantes. Además no solo va mal la economía, la política está completamente corrupta, ha desaparecido el periodismo, han vaciado las cajas, privatizan hasta el nitrógeno, los niños no comen ni en el colegio y roban y saquean hospitales... ¡sino que Alonso otra vez está sin coche! Esto empieza a ser intolerable.











Jueves 30 de marzo de 2017
Ficción. Un joven (bueno, alguien de treinta años) con trabajo. Un trabajo de mierda. Lo he tratado más veces: igual ha llegado la hora de descojonarnos de las nuevas generaciones: hemos cometido tantos errores de pensamiento, palabra, obra y, sobre todo, de omisión, que hemos matado a la gallina de los huevos de oro, al gallo que le gustaba, a sus pollos y, ya puestos, hemos aprovechado y quemado el corral. 













Viernes 31 de marzo de 2017
Esta semana se habló de (las locuras de) la Audiencia Nacional: un tribunal extraordinario constituido en circunstancias extraordinarias para juzgar cosas extraordinarias... que ahí sigue: imponiendo penas a tuiteros. Crear estos monstruos tiene esos peligros, quién vigila al vigilante, etc...









Sábado 1 de abril de 2017
Hay días en que me siento como el que contesta a una llamada equivocada y se disculpa diciendo que ha descolgado incorrectamente.











Domingo 2 de abril de 2017
Nuestras tragaderas parecen ser insondables, abisales. ¿Por qué no aprovecharlas, dicen ellos? No sabes lo que la gente se deja hacer. Dum loquimur es de Horacio. Significa mientras hablamos. Fugerit invida aetas... El tiempo, envidioso, se va. Y todo queda por hacer.














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