domingo, 21 de junio de 2015

Tercera semana de junio. Tormenta de verano

Lunes 15 de junio de 2015
Si quiere uno votar saqueo, engaño y abuso tiene que mirar las trayectorias de los miembros de los partidos. Mirando solo los programas, nunca viene.


Martes 16 de junio de 2015
Hemos pasado la semana mirando los tweets de los concejales nuevos para buscarles descontextualizados chistes. Se encontró alguno. Ya ven. Los responsables políticos son responsables (e irresponsables) de hechos cada vez más abstractos. Mientras tanto, siguen despenalizando el robo de dinero público. Ah, sigo repitiendo: si alguien quiere hablar del tema (de las putas gracias) que se lea antes los artículos del Código Penal de España sobre injurias (208, 209 y 210) y sobre incitación a la discriminación, el odio y la violencia (510). Donde no se mencionan chascarrillos algunos.



Miércoles 17 de junio de 2015
Chistes. Chistes de mal gusto. Chistes en Twitter. Un debate en el que, como en el de las vacunas, me niego a entrar. Se puede hablar, eso sí, del mal gusto del que explica chistes de mal gusto. Eso debería ser todo. La responsabilidad criminal está en otros paisajes.



Jueves 18 de junio de 2015
Se constituyeron las Cortes o algo así. Con algún novato. Pocos. Se dijo mucho lo del diálogo. Por la cosa de la pérdida de la mayoría absoluta.



Viernes 19 de junio de 2015
Los mensajes personalizados que recibo tienen esta forma. No sé ustedes. Quizá sean más afortunados. O prósperos.



Sábado 20 de junio de 2015
En Castilla y León el cambio tranquilo que propugnaban algunos es tan tranquilo que no parece... cambio. Quizá se deba a que continúan exactamente los mismos.




Domingo 21 de junio de 2015
Hace un calor insólito. Hoy es el solsticio de verano (no, no coincide con San Juan). Pues algunas piscinas municipales siguen cerradas. Hasta el veintitrés. Es el mismo absurdo de los dichosos cortes de digestión que nos decían de pequeños. La digestión dura ocho horas. El buen tiempo aquí, algunos años, también. O menos. Habría que aprovechar. La burocracia y las nubes se llevan mal.