viernes, 14 de enero de 2011

Ernesto Rodera. Viñetas en el ADN. Segunda semana de enero de 2011











Viñeta del ADN. Viernes 14 de enero de 2011

Andy Warhol (le cito mucho porque era muy gracioso) decía que en las ciudades había trozos de campo llamados parques, pero que esto no ocurría en el campo de verdad, donde no había pedazos de ciudad en absoluto.
__________________________________________________















Viñeta del ADN. Jueves 13 de enero de 2011
No se ha recompensado suficientemente a los empresarios españoles que, aún no ganando muchísimo dinero este año, no han matado a sus trabajadores ni nada.
__________________________________________________



















Viñeta del ADN. Miércoles 12 de enero de 2011
El mejor estímulo para la natalidad que se les ocurrió fue ofrecerle dinero a los padres cuando el niño era muy, muy pequeño. No hacía falta; en estos primeros estadios, como en el matrimonio, la gente está obnubilada.
__________________________________________________

















Viñeta del ADN. Martes 11 de enero de 2011
Algunos políticos experimentan sorprendentes epifanías cuando les quitan el cargo.
__________________________________________________















Viñeta del ADN. Lunes 10 de enero de 2011
Afirmaba Esquilache que los españoles somos como los niños: lloramos cuando nos lavan. Primero nos obligaron a evacuar en colectores y alcantarillas, ahora no nos dejan fumar en recintos cerrados que compartimos con otras personas. ¿Cuál será el próximo atentado contra nuestras libertades individuales? ¿Impedirán por ley que nos robemos los unos a los otros?

__________________________________________________

miércoles, 12 de enero de 2011

Ernesto Rodera. 11 de enero de 2011











Enésima vez que estos idiotas nos perdonan la vida.
En septiembre de 1998, durante una de sus chapuceras y caprichosas treguas, escribí en un periódico que ya no existe (de aquella me dejaban escribir) que la tregua no duraría y lo comparaba con la cosa de los fumadores. Es difícil dejarlo y la tentación de retomar el hábito con la excusa más pequeña es fuerte. Desgraciadamente, acerté.
Yo lo dejé a la tercera. El tabaco, digo. Sin parches.
________________________________________________