domingo, 1 de febrero de 2015

Última semana de enero. Números y santos



Lunes 26 de enero de 2015
Congreso de los populares. Aznar lo abrió preguntándose dónde estaba el partido y le fueron contestando los demás señores con igual brillantez, inteligencia y oportunidad. Siguen sin soltar prenda sobre las candidaturas, así que el nivel de mansedumbre es alto y los movimientos, muy límitados hasta para esta organización




Martes 27 de enero de 2015
Estamos tan bien, salimos de la crisis a tal velocidad y la economía crece de forma tan exponencial que a veces siento hasta algo de vértigo.




Miércoles 28 de enero de 2015
No nos advierten suficientemente sobre los peligros del populismo. Deberían meternos más miedo porque somos capaces de cualquier cosa.




Jueves 29 de enero de 2015
Las previsiones de la consejera de Hacienda para el PIB anual de Castilla y León son pizpiretas y cambiantes. Incluso afirma que, en realidad, es cosa del ministro.



Viernes 30 de enero de 2015
Más cifras y números. Buenísimos todos. Una docena de personas se da de alta en autónomos, otro se compra un coche, le dan empleo a tres señores... Luego se marchan o siguen en paro miles. Pero hay que fijarse en lo bueno. ¡Fíjense en lo bueno!




Sábado 31 de enero de 2015
Empieza FITUR. Que es, como el acrónimo indica, una feria internacional de turismo. Castilla y León prosigue con sus horripilantes y siniestras campañas de disuasión. Es el año de Santa Teresa de Jesús. Al turista normal le encantan las monjas muertas. Van a venir de todo el mundo a ver... los actos.




Domingo 1 de febrero de 2015
¡Viñeta número quinientos! Con Herrera. Qué casualidad. Es también sobre FITUR y el que parece ser nuestro activo o reclamo más sugerente.




Adenda

Una periodista del Diario de León me pregunta mi opinión sobre los cambios que quieren introducir en el Código Penal sobre la pornografía infantil (?) Le mando este texto, que publicaron parcialmente este domingo y que coloco aquí para... No sé. Para no perderlo:


LA LÍNEA ROSA



Nada, absolutamente nada, produce tanto daño a tantas personas y durante tanto tiempo como un legislador inconsciente, ignorante u obcecado. Por algún motivo (nuestra propia inconsciencia, ignorancia u obcecación supongo) hemos colocado a los más necios, codiciosos e irresponsables jurisconsultos, en el peor momento a hacer las cosas más horribles en los campos más sensibles. Nos costará rehacer lo que están demoliendo. Su última ocurrencia en el ya machacado terreno de la (¡ay!) opinión y la comunicación consiste en reformar el artículo 189 del Código Penal español sobre el muy resbaladizo (no estoy tratando de ser gracioso) tema de la pornografía infantil. El disparate descansaría en penar lo siguiente:

a) Todo material que represente de manera visual a un menor o una persona con discapacidad necesitada de especial protección participando en una conducta sexualmente explícita, real o simulada.

b) Toda representación de los órganos sexuales de un menor o persona con discapacidad necesitada de especial protección con fines principalmente sexuales.

c) Todo material que represente de forma visual a una persona que parezca ser un menor participando en una conducta sexualmente explícita, real o simulada, o cualquier representación de los órganos sexuales de una persona que parezca ser un menor, con fines principalmente sexuales, salvo que la persona que parezca ser un menor resulte tener en realidad dieciocho años o más en el momento de obtenerse las imágenes.

d) Imágenes realistas de un menor participando en una conducta sexualmente explícita o imágenes realistas de los órganos sexuales de un menor, con fines principalmente sexuales.

No sé por dónde empezar. Esta subnormal monstruosidad (ojo: EXCLUSIVAMENTE PLÁSTICA), permitiría a la discrecionalidad del juez considerar como delincuente a cualquiera que acceda, tropiece o posea material hasta ahora lícito o correcto (¡no sólo al que lo elabore!). Eso sí, siempre que enlace, vea, acceda, tropiece o coleccione tales elementos de “manera visual”. Los textos que incidan en este tipo de comportamientos quedan exentos de cualquier castigo (de momento). Así que no hace falta que quememos nuestros ejemplares de Lolita antes de que irrumpan los guardias en nuestros domicilios. Aunque quizá sí, si la cubierta es tan explícita como jamás quiso Navokov. La tendencia parroquial a considerar a los usuarios de comics, pornografía normal o de la red como delincuentes inmediatos o en proceso de delinquir está elaborando una indeseable literatura legal que ni siquiera al más distópico de los escritores (de momento a salvo de estas inquisiciones) se le hubiera ocurrido.

Se puede uno detener y elaborar sobre (o en) lo cómico de frases como “salvo que la persona que parezca ser un menor resulte tener en realidad dieciocho años o más en el momento de obtenerse las imágenes” (en un dibujo, por ejemplo) pero, si esta cretinez formal, legislativa, preventiva y policial sale adelante, me temo que tendremos mucho, mucho tiempo para ello. De manera escrita, eso sí.